«Primera mujer presidenta y la necesidad de ganar legitimidad»

Es muy probable que la próxima presidenta de México ya sepa que hay más de 67 millones de mujeres en el país, y que casi 40 millones de ellas son madres.

Escribir sobre temas públicos a veces puede ser complicado, especialmente cuando el país está lleno de situaciones inesperadas y urgentes. Cada vez hay más asuntos en discusión, y también ha aumentado la división que los políticos fomentan sin cuidado.

Lo cierto es que el 2024 será un año que tomará tiempo entender completamente. Con el paso de los años, se recordará por la importancia de las decisiones políticas tomadas, que en algunos aspectos nos hacen pensar en aquel México dominado por un solo partido, algo que creíamos haber superado.

Entre la reforma del Poder Judicial, la desaparición de organismos autónomos, las tensiones con Estados Unidos y Canadá por la captura de criminales, y la reinstauración de un gobierno más centralizado impulsado por el presidente saliente, se espera una transición única. Todo esto pondrá la atención y las expectativas sobre la presidenta Sheinbaum a partir del 1 de octubre.

A pesar de la influencia de su partido y la fuerte presencia de su antecesor, de quien ha adoptado muchas ideas, Claudia Sheinbaum tiene una oportunidad única para desarrollar su propio estilo de liderazgo. Sus sólidos conocimientos técnicos son evidentes, pero no debe olvidar que será la primera mujer en liderar el país. Esta oportunidad debería ser aprovechada para implementar un cambio en la manera de gobernar, con especial sensibilidad hacia un país que ha sido históricamente desigual con las mujeres, adolescentes y niñas.

Sheinbaum puede usar su poder político e institucional para crear una agenda sólida de desarrollo social enfocada en las mujeres, lo que beneficiaría también a muchas familias. Si su gobierno prioriza áreas como la salud, la prevención de la violencia y la igualdad laboral, basándose en datos científicos, podrá lograr un impacto real. Además, tiene la ventaja de contar con una fuerte cooperación entre el gobierno federal y al menos 24 gobiernos estatales, lo que facilitaría la coordinación y la implementación de políticas públicas más eficientes en todo el país.

La futura presidenta de México, quien asumirá el cargo el próximo mes, seguramente ya sabe que en el país hay más de 67 millones de mujeres, de las cuales casi 40 millones son madres. Este dato, aunque general, es de gran importancia y debería motivar al nuevo gobierno a implementar políticas que beneficien a esta parte significativa de la población.

El mensaje es claro: México está compuesto mayoritariamente por mujeres que son madres, muchas de ellas en situaciones de vulnerabilidad, pero que, a la vez, son el pilar de sus hogares. Un ejemplo del tipo de impacto que podría generarse si esta agenda es priorizada sería mejorar la atención a la salud materna, algo fundamental para el bienestar de las madres durante el embarazo y el parto, lo que repercute directamente en la salud de los niños.

Asegurar que todas las mujeres en edad reproductiva, especialmente las embarazadas, tengan acceso gratuito a servicios de salud de calidad, sería una acción clave para el gobierno de Claudia Sheinbaum. Este tipo de programas sociales podría ser de gran impacto, sobre todo en áreas rurales y comunidades marginadas, donde el acceso a la salud es más limitado.

En este contexto, reducir la alta mortalidad materna en México, que actualmente es de 34.55 muertes por cada 100 mil nacidos vivos, implicaría mejorar significativamente la atención durante el embarazo, el parto y el postparto. Esto se debe a que muchas de estas muertes son evitables, relacionadas con problemas como hemorragias, hipertensión y falta de atención médica adecuada, además de factores socioeconómicos y la disparidad entre áreas rurales y urbanas.

Si se aborda de manera organizada y con una visión de Estado, este enfoque integral, libre de fragmentación y basado en necesidades reales, podría representar un cambio significativo en la forma en que se han gestionado estos temas en gobiernos anteriores.

La presidenta electa ha mostrado interés en este tipo de enfoque, y en una de sus recientes declaraciones mencionó la importancia de llevar adelante estas propuestas, lo que genera expectativas positivas respecto a la posibilidad de que esto se concrete.

Históricamente quienes hemos hecho el trabajo del hogar, quienes hemos cuidado a los hijos, somos las mujeres. Ahora hay una visión que se llama el sistema de cuidados, en la idea de que el Estado también ayude a esos cuidados para que la mujer pueda salir a trabajar y que haya guarderías o centros de educación inicial, para que las mujeres podamos dejar a los hijos en un lugar bien cuidados y tengamos nuestra autonomía económica. -Claudia Sheinbaum