AMLO no mide lo que no le conviene

En el Cuarto Informe de Gobierno, el presidente López Obrador rechazó el afán ‘tecnocrático’ de medir el crecimiento de la economía.

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Critica de: Enrique Quintana

En los primeros momentos de la lectura de su mensaje con motivo del Cuarto Informe de Gobierno, el presidente López Obrador rechazó el afán “tecnocrático” de medir el crecimiento de la economía.

“… se ha desechado la obsesión tecnocrática de medirlo todo en función de indicadores de crecimiento que no necesariamente reflejan las realidades sociales. Nosotros consideramos que lo fundamental no es cuantitativo sino cualitativo…”

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Y poco más adelante afirma: “el fin último de un Estado es crear las condiciones para que la gente pueda vivir feliz. El crecimiento económico, y los incrementos de la competitividad y la productividad, no tienen sentido como objetivos en sí mismos sino como medios para lograr un propósito superior, el bienestar general de la población y aún más preciso, el bienestar material y el bienestar del alma”.

Lo curioso del caso es que cuando encuentra indicadores económicos, cuyo crecimiento permita decir que ha cumplido con sus ofertas, entonces abandone el tono de prédica moral y sí refiera las cifras, como el caso de la creación del empleo formal, en donde presumió que hay 623 mil 330 trabajadores asegurados más que los que había antes de la pandemia.

O bien, el citado tema de las remesas, que siguen marcando récords o incluso el volumen de nuestro comercio con EU.

Fue interesante que en el mensaje político con motivo del Informe citara que recibió una carta de ‘su amigo’, el presidente Biden, en donde le dijo que el comercio entre ambas naciones había alcanzado este año la cifra récord de los 384 mil millones de dólares, muy por arriba de los niveles prepandemia.

Obviamente, el presidente López Obrador no iba a referir en el Informe el dato ‘tecnocrático’ del PIB, cuyo nivel al primer semestre de este año –de acuerdo con los datos del Inegi– está 1.7 por ciento por abajo del nivel que tenía en el cuarto trimestre de 2018.

Es decir, en cuatro años no se ha avanzado nada e incluso se ha retrocedido.

Pero, incluso el nivel de la pobreza laboral, con todo y que ha mejorado en los últimos trimestres no se ha logrado reducir al nivel que ya existía antes de la pandemia.