Con una caída del 36% en las ventas de vehículos eléctricos en Europa y un desplome del 69% en Alemania, Fiat detiene la producción del 500e y planea invertir en nuevas baterías, mientras explora opciones híbridas para enfrentar la crisis en el mercado automotriz.
Las ventas de autos eléctricos en Europa siguen cayendo drásticamente, lo que representa un problema serio, especialmente para Fiat, que recientemente detuvo la producción de su modelo eléctrico más icónico, el 500e.
En la segunda semana de septiembre, la empresa italiana frenó la fabricación de este auto en su planta de Mirafiori, en Turín, con la intención de retomarla el 11 de octubre. Sin embargo, esto no sucederá debido a un factor evidente: la falta de demanda.
En agosto, las ventas de autos eléctricos en Europa disminuyeron un 36%, y en Alemania la situación es aún más crítica, con una caída del 69%. Durante los primeros ocho meses del año pasado, los vehículos eléctricos representaban el 21% del mercado, pero este año solo alcanzan el 14%.
El 500e ha sido uno de los más golpeados por esta situación, y Fiat ha anunciado que invertirá 100 millones de euros en desarrollar una batería más avanzada para este modelo. A pesar de los esfuerzos por impulsar el coche en el mercado estadounidense, las ventas aún no han alcanzado el éxito esperado.
Fiat ahora dirige su atención hacia los híbridos, que están ganando popularidad en todo el mundo, y planea lanzar una versión híbrida del 500. No obstante, esta nueva variante no llegará al mercado antes de finales de 2025, probablemente ya como modelo de 2026.
En medio de esta crisis, el CEO de Stellantis, Carlos Tavares, ha solicitado apoyo del parlamento italiano para Fiat, una marca emblemática para el país. Tavares ha señalado que la situación de los mercados internacionales y europeos necesita una solución urgente, aludiendo a la necesidad de respaldo gubernamental para enfrentar la falta de productos que los consumidores realmente desean.
Stellantis es una de las últimas compañías en verse afectada por la disminución de la demanda de vehículos eléctricos. Incluso un plan del gobierno italiano que destinó mil millones de dólares en incentivos no fue suficiente para revertir la situación en el caso del 500e.