James Webb capta los brillantes chorros supersónicos de una joven estrella

La protagonista de la última imagen de Webb es una estrella Herbig Haro: HH 211, uno de los flujos protoestelares más jóvenes conocidos.

Los objetos Herbig-Haro (HH) siempre han causado una inmensa fascinación en el campo de la astronomía, ya que actúan como letreros brillantes de la infancia estelar y nos ofrecen información poco común sobre los primeros momentos de la vida de una estrella. En esta ocasión, la protagonista de la última imagen del Telescopio Espacial James Webb de la NASA es HH 211, una estrella similar al Sol.

Los objetos llevan el nombre del astrónomo estadounidense George Herbig y el mexicano Guillermo Haro, quienes los examinaron y caracterizaron de forma independiente a principios del siglo XX.

Así es HH211 a ojos del Webb ESA/WEBB/NASA/CSA, Tom Ray

Un objeto especial

HH 211 es particularmente cautivadora porque presenta una salida de lo que se conoce como una protoestrella de Clase 0; esto es, una representación temprana de cómo podría haber sido nuestro propio Sol cuando apenas tenía unas pocas decenas de miles de años de vida.

La NASA lo describe como «un análogo infantil de nuestro Sol cuando no tenía más que unas pocas decenas de miles de años y con una masa de sólo el 8% de la del Sol actual (con el tiempo se convertirá en una estrella como el Sol)».

Ahora, gracias a las capacidades infrarrojas de alta resolución del telescopio James Webb, los científicos pueden capturar y examinar las regiones de formación estelar (y muchas otras, por supuesto), con un detalle sin precedentes.

Lo que vemos en esta imagen es un entorno vibrante y energético que rodea a una estrella muy joven (protoestrella) que aún acumula masa en su viaje hacia convertirse en un cuerpo celeste masivo similar a nuestro Sol. Tal y como podemos contemplar, se aprecia el flujo bipolar de esta protoestrella con dos chorros direccionales lanzados desde la estrella central que parecen estar «nudosos y meneándose» y se denominan colectivamente Herbig-Haro 211. Y, además, es un regalo para la vista.

Estos chorros viven en una bolsa energética del espacio ubicada a unos 1.000 años luz de distancia de la Tierra, en la constelación de Perseo. En esta región, una protoestrella está aspirando activamente el gas y el polvo circundantes para crecer, a la par que está expulsando material al espacio. Y estas interacciones con la materia interestelar han sido hermosamente captadas por Webb como remolinos brillantes y coloridos.

La imagen -en la que no se ve la protoestrella-, muestra una serie de arcos de choque hacia el sureste (abajo a la izquierda) y al noroeste (arriba a la derecha), así como el estrecho chorro bipolar que los impulsa. Y podemos verlo con un detalle sin precedentes: aproximadamente de 5 a 10 veces mayor resolución espacial que cualquier imagen anterior de HH 211. La imagen de Webb no sólo muestra el HH 211 con una claridad increíble, sino que también captura la turbulencia que lo rodea. Casi podemos ver que el chorro interior se «menea» con simetría especular a ambos lados de la protoestrella central, lo que concuerda con observaciones a escalas más pequeñas y sugiere que la protoestrella puede ser, de hecho, una estrella binaria no resuelta.

La información recopilada por el instrumento Espectrógrafo de Infrarrojo Cercano (NIRSpec) de Webb reveló que los chorros bipolares exhiben velocidades considerablemente reducidas. Estos chorros están compuestos de moléculas como monóxido de carbono, monóxido de silicio e hidrógeno molecular. Los investigadores postulan que esta velocidad comparativamente baja de las ondas de choque (80 y 100 kilómetros por segundo), se debe a que los flujos de estrellas muy jóvenes, como la que se encuentra en el centro de HH 211, son predominantemente moleculares. La velocidad de las ondas de choque no es lo suficientemente alta como para desintegrar estas moléculas en átomos e iones más simples.

La imagen también confirma ciertas observaciones previas realizadas con telescopios terrestres que habían revelado arcos de choque gigantes que se movían en direcciones opuestas y estructuras que se asemejaban a cavidades en hidrógeno y monóxido de carbono impactados.

HH 211 pertenece a un grupo de objetos cósmicos que se sabe que evolucionan rápidamente, presentando remolinos de gas que desaparecen apenas unos pocos años después de su detección y donde surgen otros nuevos en regiones aparentemente vacías del espacio. Y estos nuevos hallazgos de Webb son fundamentales para comprender la formación estelar y las primeras fases de la vida estelar.