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EL AMANECER ROJO DE ESTADOS UNIDOS: LA VICTORIA DE TRUMP Y EL MIEDO A UN PAÍS DIVIDIDO – El Narrador de México

EL AMANECER ROJO DE ESTADOS UNIDOS: LA VICTORIA DE TRUMP Y EL MIEDO A UN PAÍS DIVIDIDO

La contienda electoral que reavivó el conflicto social y político en la nación más poderosa del mundo

Foto: Facebook | @Telemundo 44 Washington, D.C.

En la mañana posterior a la sorpresiva victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, el periodista Mario Ávila Roque pronunció una frase que resonó con fuerza: «Tenemos un rojo amanecer». Un amanecer que no solo aludía a la victoria del republicano, sino también a un panorama sombrío y desesperanzador, especialmente fuera de las fronteras de la unión americana, donde el mundo entero observaba con inquietud el desenlace de los comicios. Mientras los medios de comunicación, a diferencia de México, se encargaban de difundir los resultados, Washington se encontraba blindada por las fuerzas de seguridad, temiendo posibles revueltas incitadas por Trump en caso de derrota.

Sin embargo, las probabilidades de que Trump no obtuviera los 270 votos electorales para ganar eran mínimas. El rechazo al Partido Demócrata fue más fuerte que el apoyo a las propuestas de Trump, quien supo movilizar a sus seguidores con promesas de «volver a ser grandes» y continuar explotando resentimientos e indignaciones acumuladas. Kamala Harris, quien se encontraba al frente de la campaña demócrata, no supo aprovechar los pocos meses disponibles para conectar con los votantes, mientras la administración de Biden continuaba sin ofrecer soluciones claras a los problemas estructurales de la nación.

El descontento de la clase trabajadora blanca, los conflictos internacionales no resueltos, la crisis migratoria y la inflación fueron algunos de los temas que Harris no logró abordar con contundencia, lo que dejó un espacio abierto para que Trump continuara con su estrategia divisiva, alimentada por un discurso de odio, racismo y nacionalismo extremo. Trump se presenta como la voz de quienes han sido marginados, de aquellos que se sienten amenazados por la llegada de grupos diversos y ven en el «american way of life» una tradición que debe ser preservada a toda costa, incluso a través de la violencia.

A lo largo de los últimos años, el discurso político de Trump ha encendido los temores y prejuicios de millones de estadounidenses, quienes, alimentados por promesas vacías, han abrazado una visión distorsionada del patriotismo, dispuestos a defender su «América» con armas en mano. Trump no ha despertado a una América profunda dormida, sino que ha avivado las llamas del odio que ya existían, las mismas que han sido mantenidas en silencio bajo el manto del «political correctness». Es el rostro del statu quo que dice estar en contra del statu quo.

Hoy, Estados Unidos se enfrenta a un dilema fundamental: mientras algunos luchan por proteger los derechos progresistas, otros se aferran a valores retrógrados que blindan su derecho a portar armas, pero abogan por la opresión de derechos fundamentales como la autonomía de la mujer sobre su propio cuerpo. Donald Trump, el hombre que representa los intereses de una nación dividida, se erige como el presidente número 47 de una nación que, lejos de evolucionar, se acerca peligrosamente al precipicio de la polarización extrema.