El covid-19 contra las empresas


Casi un año después del inicio de la pandemia, prácticamente todas las empresas del mundo se han visto afectadas por la COVID-19, pero el desempeño ha sido muy variable, incluso dentro de un mismo país o sector. Los datos recopilados por el Banco Mundial a través de las encuestas realizadas a empresas en más de 60 países ofrecen algunos indicios de por qué y cómo esto puede ser relevante para las políticas.

Imagen: Archivo

La crisis golpea una estructura productiva y empresarial
con debilidades acumuladas por décadas1
1 La información empleada para la elaboración de este documento es la disponible hasta el 15 de junio de 2020,
salvo que se indique otra cosa en el texto.
„ La crisis económica generada por la enfermedad del coronavirus
(COVID-19) tiene un impacto importante en los países de América
Latina y el Caribe y golpea una estructura productiva y empresarial
con debilidades que se han originado a lo largo de décadas.
„ La estructura productiva de la región presenta una gran
heterogeneidad entre los sectores y entre las empresas. Pocas
actividades de producción y procesamiento de recursos naturales,
algunos servicios de alta intensidad de capital (electricidad,
telecomunicaciones y bancos) y pocas grandes empresas tienen
altos niveles de valor agregado por trabajador, mientras que los
demás alcanzan niveles muy bajos de productividad.
„ Esta estructura productiva es la base de las brechas externa e
interna de productividad de la región (CEPAL, 2010). La primera
mide la diferencia entre la productividad laboral de América Latina
y la de los Estados Unidos, que se adopta como referencia de la
frontera tecnológica internacional. La segunda registra la diferencia
que existe, dentro de cada país, entre la productividad laboral de las
microempresas y pequeñas y medianas empresas (mipymes) y la de
las grandes empresas.
„ En cuanto a la brecha externa, en 1980 la productividad laboral
latinoamericana alcanzaba el 36,6% de la de los Estados Unidos.
Después de una abrupta caída en esa década y, en menor medida,
en los años noventa, la productividad relativa de la región llegó a
ser de apenas un quinto de la de los Estados Unidos entre 1999
y 2018. En términos absolutos, la productividad laboral de la región
creció un 0,6% anual entre 2008 y 2018.

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„ En cuanto a la brecha interna, la heterogeneidad entre las empresas es muy elevada en
América Latina. En 2016 la productividad del trabajo de una empresa mediana era, en promedio,
menos de la mitad de la correspondiente a una empresa grande. En las empresas pequeñas
la productividad laboral alcanzaba apenas al 23% de la productividad de una empresa grande
y las microempresas presentaban una productividad laboral equivalente a solo un 6% de la
correspondiente a las empresas grandes.
„ Además, las diferencias de desempeño entre los distintos segmentos de las mipymes eran
mucho más marcadas en América Latina que en estructuras productivas menos heterogéneas,
como las de la Unión Europea. Por ejemplo, en la Unión Europea la productividad de las
empresas medianas no alcanzaba a duplicar la de las microempresas (como proporción de la
productividad de las grandes empresas, eran de un 76% y un 42%, respectivamente), mientras
que en América Latina era más de siete veces mayor (46%, frente a 6%).


valor de la productividad del trabajo de las grandes empresas en un determinado país o región.
„ En la estructura productiva de los países de la región, no hay incentivos para el desarrollo de
actividades de mayor valor agregado en las mipymes, e incluso hay factores que lo dificultan.
En las actividades basadas en recursos naturales y los servicios básicos (agua, luz, electricidad
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y telecomunicaciones), no pueden desarrollarse debido a la elevada intensidad de capital que
requieren las inversiones. Por otro lado, las actividades intensivas en conocimientos, cuando
existen, son enclaves poco articulados con el resto de la economía en los que son escasas las
posibilidades de modernización y mejoramiento para las mipymes que operan en ellos (Dini y
Stumpo, 2019). Finalmente, la alta informalidad prevaleciente en muchos mercados laborales
(que llega al 54% del empleo total, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT)) dificulta
especialmente el desarrollo de las microempresas y las pequeñas empresas.
„ Las brechas de productividad interna y externa que caracterizan la estructura productiva de la región
son factores que deben ser tenidos en cuenta al diseñar medidas de política para la reactivación
que sean conducentes a un cambio estructural progresivo, es decir, que permitan avanzar hacia
sectores con mayor productividad y tecnología, generación de empleos y sostenibilidad.