El error más común cuando te haces la manicura que puede dejar la uña deformada para siempre

Este hábito, que hacemos de forma automática cuando nos arreglamos nuestras uñas, puede tener efectos perjudiciales a largo plazo. Así lo explica esta dermatóloga.

En nuestro día a día, podemos cometer pequeños errores de belleza que —de forma aislada— no tienen importancia, pero que a la larga pueden convertirse en un problema. A veces olvidamos que ciertas partes de nuestro cuerpo tienen su propia función biológica, una labor práctica en nuestra salud que nada tiene que ver con la estética (aunque nosotras le demos los dos usos). Un ejemplo de ello pueden ser las pestañas o las uñas, que nos gusta llevarlas bonitas, pero debemos tener cuidado de no entorpecer su función natural.

¿Recuerdas cómo es el color natural de tus uñas? Seguramente no, debido a la manicura de gel semipermanente; pero cuando retires el producto de tus manos, fíjate en esa media luna de color blanco que tienes coronando la cutícula: se llama lúnula. Los vasos sanguíneos se encuentran debajo. Esta parte del cuerpo es muy sensible, y hay que tener mucho cuidado para que no sea dañada. ¿Y qué es lo que protege esta zona? (redoble de tambores) ¡las cutículas! Sí, esas que arrastramos y cortamos al haceros la manicura.

Desde su perfil de Instagram, la Dra. Ana Molina nos explica los peligros. En la superficie, la uña está formada por una capa de queratina y sales minerales. Esta lámina ungueal descansa sobre una piel muy fina llamada lecho ungueal, encima —a su vez— de la base de la uña, dónde está la matriz ungueal (la parte visible desde fuera es la media luna blanca de la que hablamos o la lúnula). Dentro de la matriz es donde las células se multiplican y se cargan, formando la estructura uniforme que conocemos.

La función de las cutículas

el arco blanco lúnula de la uña tiene su función

Las franjas de piel que tenemos entre los dedos y las uñas (las cutículas) son las que se encargan de proteger esta matriz. Forman una barrera impermeable que impide que penetre el agua, suciedad y otros microagentes externos. Sin embargo, si rascamos con una espátula y los cortamos, estamos debilitando esa zona.

No es lo mismo quitar un pellejito de forma aislada, que convertirlo en un hábito. De hecho, la experta explica que si lo hacemos de manera continuada podemos favorecer la entrada de agentes a la zona donde se encuentran las células madre encargadas del crecimiento de la uña y —por lo tanto— promover que estas no crezcan adecuadamente. Además, con el tiempo, «puedes provocar un daño permanente en la matriz que dejará tu uña deformada para siempre».