Guanajuato es el segundo estado en riesgo de quedarse sin agua

El problema del agua subterránea en Guanajuato es preocupante. ¿Acaso los guanajuatenses no se han dado cuenta de la gravedad del problema? SOS: ¡Que alguien le avise al gobernador, o al presidente! A menos que tengan otros datos… 

Foto: (Archivo).

Ahora que está resurgiendo la problemática de escasez de agua por la falta de lluvias en el norte del país, principalmente, es menester recordar que ésta, comprende también la crisis de agua subterránea. El asunto del agua requiere de pronta atención antes de que se convierta en un serio problema de salud. Pero, si por encontrar a la ligera “soluciones inmediatas”, perforando más pozos, o se obliga a las empresas a no consumir agua para elaborar sus productos, o de plano ofrecer las de un río de Tabasco para llevarla al otro extremo del país, o donde haga falta, lo que provocará será, ineludiblemente, una crisis socioeconómica y política de grandes proporciones repercutiendo en la seguridad nacional.  

Y, como lo más probable es que las presas no se llenen en esta temporada de lluvias, con seguridad, el próximo año se volverá, no a la misma situación, porque, como ya hemos advertido, y lo reiteramos, amable lector, el problema de escasez de agua cada vez será peor. Difícil de creer y aceptar, pero, lamentablemente, así será. A menos que, para entonces, ya esté llegando el agua de Tabasco a Sonora, tal como lo ofreció el Secretario de Gobernación. Pero, aunque la Constitución diga que los ríos y lagos es de todos los mexicanos, la verdad es que los dueños son nada más quienes habitan el lugar en donde nacen o recorren la mayor parte; y sabiendo cómo son los políticos y muchos mexicanos, aquí encaja muy bien aquello promovido por el propio presidente: “no me vengan con el cuento de que la ley, es la ley” Ya veremos… 

Agua en el bajío guanajuatense. Universidad Autónoma de Guanajuato – Conflictos subnacionales por agua en México: Una aproximación a los marcos de acción de la población en la cuenca del río Laja. -Alejandra García de Loera, Luis Alejandro Esparza Cruz, Raúl Pacheco-Vega e Hime del Carmen Redin Morales. Continúa: Los conflictos de agua en México han sido una constante en la historia nacional y representan un reflejo del descontento social “por un sistema de apropiación y distribución más eficiente y equitativa del recurso. La capacidad institucional del Estado para garantizar el acceso al agua, como un bien y servicio público, es una condición necesaria para asegurar la gobernabilidad (en términos de estabilidad), y asegurar el desarrollo de una sociedad. (Caire Martínez 2005) 

En este caso, el conflicto por agua que tiene lugar en la zona norte del estado de Guanajuato, donde se incluyen los municipios de San José Iturbide, Dr. Mora, San Luis de la Paz, San Diego de la Unión, San Felipe, Dolores Hidalgo y San Miguel Allende, surge del uso mercantil del agua generando la sobreexplotación del acuífero de la cuenca del río Laja y la extracción de agua subterránea, la cual es consumida principalmente por la agroindustria de exportación.  

De esa manera se planteó este caso de estudio debido a que el estado de Guanajuato está en riesgo de quedarse sin el vital líquido, lo que provoca el aumento de inseguridad hídrica, que se entiende como la ausencia en la “provisión confiable de una cantidad y calidad de agua aceptable para la salud, la producción de bienes y servicios y los medios de subsistencia, junto con un nivel aceptable de riesgos relacionados con el agua” (Sadoff & Muller 2010) El estado de Guanajuato se encuentra en el segundo lugar con mayor nivel de estrés hídrico a nivel nacional con un porcentaje de 4.94 de un máximo de 5. (Baja California Sur es primero y Cd. de México tercero) 

Por ello, el presente texto se aboca al análisis de este caso, desde la metodología del Framing (Shmueli 2008) y el Policy Conflict Framework (Weible y Heikkila 2017) para conocer de qué manera se vinculan y organizan las diferentes organizaciones ambientalistas y actores en general involucrados en el conflicto y por qué éste no se ha agudizado a pesar de existir un movimiento social que lo respalde. En este sentido, diversas organizaciones han surgido en protesta, sin embargo, la intensidad del conflicto es moderada, pues nuestros resultados demuestran que existe una grave falta de desarticulación de actores que responde a cuestiones del contexto regional, a pesar de que la amenaza hacia la salud en la forma que se define, representa un riesgo importante para un sector de la población. 

Datos duros. -Recordatorio: No olvidemos que el origen del agua es meteórico, (proviene del agua de lluvia) pero que ingresó al acuífero hace varios miles de años, es decir, que el “agua joven” de años recientes ya se agotó, y el agua que se está extrayendo actualmente es agua que ingresó en un período de entre cinco mil y 35 mil años atrás. Esto tiene varias y severas implicaciones:  

1 –El agua subterránea en la región ya no es un recurso renovable a escala humana. 2 -Estos acuíferos no se recargan año con año como erróneamente se cree. Y 3 -Los métodos de balance para calcular la disponibilidad de agua subterránea en México, propuesto por la CNA, basados en el balance anual, donde el 20 por ciento del agua de lluvia se infiltra, no se aplican y, el déficit del agua en los acuíferos de la Cuenca Lerma-Chapala es del cien por ciento y no del 40 que manejan las autoridades del agua. 

De acuerdo al informe de Actualización de Disponibilidad Media Anual de Agua de la CONAGUA de diciembre de 2020, de los 12 acuíferos del estado de Nayarit, 2 no disponen del vital líquido para otorgar nuevas concesiones, por el contrario, se continúa extrayendo agua a costa del almacenamiento no renovable del acuífero.

Continuará…

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