Los peligros de un viaje interplanetario

Los peligros de un viaje interplanetario no se limitan al despegue y al aterrizaje, sino que están presentes en cada faceta de la misión. Desde la radiación, la ingravidez o la carga mental de vivir en un ambiente aislado y a gran distancia de la Tierra, existen multitud de factores que ponen en riesgo la salud de la tripulación.

La exploración espacial es una empresa exigente y peligrosa con desafíos técnicos y amenazas únicas. Asegurar la seguridad y el bienestar de una tripulación, tanto en lo físico como en lo mental, es de vital importancia para el éxito de la misión. Estos peligros sin duda crecerán cuando las misiones espaciales lleven a los astronautas cada vez más lejos y por más tiempo. Estos peligros van desde los más evidentes como la alta exposición a radiación dañina o a microgravedad, hasta otros relacionados con la soledad y el aislamiento propios de este tipo de misiones. Cada uno de estos factores va asociado a diferentes riesgos para la salud. Además estos factores no actúan por separado, sino que pueden combinarse para afectar a diferentes áreas del bienestar de los y las astronautas.

Como parte de la colosal tarea de planificar los futuros viajes a Marte y el establecimiento de una presencia permanente en la Luna y en su órbita, la NASA ha destacado cinco peligros propias de las misiones espaciales de larga duración, para con ello compartimentalizar su estudio y enfocar los esfuerzos para minimizarlos.

Una viajera interplanetaria observando la Tierra en su retorno a casa. Foto: Edwin Tan / Istock

Radiación

Al haber evolucionado en la superficie de la Tierra, nuestro cuerpo no ha tenido que plantearse los peligros de la radiación presente en el espacio. Aquí abajo disponemos de la protección de la atmósfera por un lado, que es capaz de interceptar la grandísima mayoría de partículas que se adentran en ella y del campo magnético por otro, que redirige las partículas cargadas, impidiendo en gran medida que alcancen la superficie. Aún así esta protección no es perfecta y sí recibimos una pequeña dosis de radiación proveniente del espacio. Nuestro cuerpo y el del resto de seres vivos, han evolucionado para poder sobrellevar dicha radiación con mecanismos como la reparación del ADN. Sin embargo en las misiones que abandonan la órbita terrestre la exposición a este tipo de radiación se multiplica hasta niveles que nuestro cuerpo no es capaz de contrarrestar.

Los astronautas en la Estación Espacial Internacional no cuentan con la protección atmosférica pero sí con la magnética y por ello reciben unas 10 veces más radiación que en superficie, mucho menos de la que recibirían en una misión que se adentrara en el espacio profundo. Para paliar estos efectos se intentan desarrollar materiales protectores y sistemas de alerta, además de fármacos que puedan servir para prevenir estos daños o repararlos.

Aislamiento

Inevitablemente surgirán tensiones y problemas de comportamiento entre grupos de gente obligada a convivir en un espacio pequeño durante largos periodos de tiempo, sin importar lo bien entrenados que estén. De entre las incontables pruebas que deben superarse para ser astronauta se encuentra la capacidad de sobrellevar bien la soledad, el aislamiento y la convivencia en un ambiente estresante y exigente.

Aquí en la Tierra puedes tomarte unos días de descanso, hacer una escapadita al monte o simplemente irte a casa con tus seres queridos y descansar hasta el día siguiente. En el espacio interplanetario todo eso es imposible. Un ambiente de confinamiento como este inevitablemente tiene consecuencias en la mente de cualquier persona y puede provocar deterioro de su salud mental, lo que puede influir en su desempeño y puede tener consecuencias negativas para la misión.

Para contrarrestar estos peligros se llevan a cabo numerosos estudios relacionados con la relación entre carga de trabajo y desempeño, terapia con luz para gestionar los ciclos circadianos o simplemente formas de garantizar el bienestar emocional de la tripulación en un ambiente así.

Distancia a la Tierra

Las misiones al espacio profundo se caracterizan por llevar a sus tripulaciones a grandísimas distancias de la Tierra. Marte está a unos 225 millones de kilómetros de la Tierra de media, por lo que una misión al planeta rojo jamás podrá durar unos días o semanas sino que tendrán duraciones de unos pocos años. Si una emergencia ocurre en la Estación Espacial Internacional, los afectados pueden volver a la Tierra en unas horas. Si lo mismo ocurre en Marte, tardarían mínimo varios meses. Una planificación meticulosa y cierta autosuficiencia son imprescindibles para una misión tan larga. Dada el retraso en las comunicaciones entre Marte y la Tierra impuesto por la velocidad de la luz, que puede llegar a ser de unos 20 minutos, la tripulación debe ser capaz de superar cualquier reto por sí misma.

Ausencia de gravedad

La ausencia de gravedad durante el trayecto de ida y regreso supone también un importante peligro para el bienestar físico de los astronautas. Con experimentos llevados a cabo en la Estación Espacial Internacional se ha comprobado que una estancia de unos 6 meses en microgravedad puede conllevar una pérdida de masa ósea y muscular equivalente a la experimentada en diez años en la Tierra. Esto no solo afecta a la fortaleza del sistema locomotor, sino también por ejemplo al corazón. Durante la estancia en Marte los astronautas experimentarían una gravedad un tercio de la terrestre, que sería mucho menos dañina que la microgravedad pero requeriría de medidas para ralentizar el deterioro. Entre otras cosas los astronautas en la baja órbita terrestre deben cumplir unos requisitos de actividad física para combatir estos efectos.

Ambiente hostil

Una estación espacial o un cohete son máquinas que deben funcionar como hogares. Las condiciones de temperatura, presión, humedad, luminosidad, ruido, etc deben ser las adecuadas para la habitabilidad humana. Además la tripulación necesita mantener una dieta equilibrada, hidratarse correctamente y descansar lo suficiente para poder llevar a cabo su misión de larga duración. Todos estos factores pueden hacer que una estancia de unos días se convierta en algo insoportable.