PUBLICAN EX PRESOS POLÍTICOS LIBROS SOBRE EL 68

‘El jefe se fue muy enojado porque no colaboraste’, me dijeron cuando me sacaron de noche y vendado de la casa de seguridad que estaba fuera de la Ciudad de México. ‘Te echas a correr cuando abramos la puerta. Te vamos a dar la ley fuga. Si tienes suerte podrás escapar’.”

 Foto: Roberto García Ortiz

El economista Francisco Colmenares, capturado el 24 en enero de 1969 y autor del libro recién editado Rebeldía, Tlatelolco y cárcel en Lecumberri (Plaza y Valdés Editores), narró a La Jornada las consecuencias de su interrogatorio y tortura a cargo de Miguel Nazar Haro, quien más tarde encabezaría la temida Dirección Federal de Seguridad.

En esa cárcel compartió con Heberto Castillo, Marcué Pardiñas, Elí de Gortari, Luis Tomás Cervantes Cabeza de Vaca, Adolfo Gilly, Óscar Fernández Bruno, Roberto Iriarte, Pablo Alvarado, Víctor Rico Galán, Ramón Danzós Palomino, Mario Rechy, Antonio Gershenson y Rolf Meiners, del movimiento médico.

El también sindicalista destacó que es conveniente que los jóvenes conozcan que “fueron muchas emociones y experiencias las que vivimos durante el movimiento estudiantil de 1968. Al menos yo no imaginé un desenlace como el 2 de octubre. Tampoco lo que iba a suceder después de ese día.

Colmenares refirió que la noche del 26 de julio de 1968, que marcó el inicio de la revuelta estudiantil, “el grupo que participamos en la conmemoración de la revolución cubana se encontró con los estudiantes politécnicos que regresaban del Zócalo golpeados y heridos por los granaderos. Sentimos mucha indignación y solidaridad.

“El gobierno no daba alternativas“

En torno a la experiencia, muy dolorosa, del crimen que se cometió el 2 de octubre, Francisco Colmenares reconoció la responsabilidad de quienes habíamos invitado a compañeros, amigos y familiares que estuvieron entonces… Invité y no pude advertir lo que estaban fraguando, dijo con voz entrecortada.

En esa lid estuvieron Raúl Álvarez Garín; María Fernanda Campa; Roberta Avendaño, Tita; Ana Ignacia Rodríguez, Nacha; Salvador Villegas; Heberto Castillo; José Revueltas; Fausto Trejo, y muchos más compañeros, que desde su posición volvieron para darle continuidad.

El economista sintetizó que lo que motiva su texto es compartir que la lucha del movimiento estudiantil fue una experiencia en la que se conjugaron sueños, derrotas, frustraciones, pérdidas, pero al mismo tiempo una voluntad profunda de seguir. El mensaje es que animó mucho esa entereza.