¿Qué es el bullying?

La palabra bullying es de origen inglés y podría traducirse como hostigamiento sostenido a lo largo del tiempo entre pares en edad escolar.



Según la psicopedagoga María Zysman, especialista y fundadora de la ONG Libres de Bullying, “es una forma de violencia que se desarrolla entre pares en edad escolar en cualquier ámbito donde ellos deban convivir” y agrega: “Sea en la escuela, en el club o en un centro de educación no formal, niños, niñas o adolescentes deciden, de manera más o menos explícita, excluir a un compañero o compañera. Para lograrlo buscan, y consiguen, humillarlo, valiéndose de recursos emocionales, verbales, simbólicos o físicos. La humillación es posible debido a la presencia de espectadores y a la pasividad de los adultos referentes, ya sea docentes, entrenadores, familiares”.

El bullying puede tener diversas facetas que muy frecuentemente se presentan de manera conjunta, creciente y progresiva, entre las que podemos destacar las siguientes:

Física: agresiones físicas, como empujar, pegar, agredir con algún objeto, romper las pertenencias, etcétera. Es el más fácil de detectar.
Verbal: insultar, burlarse, poner apodos ofensivos, etcétera.
Psicológica: cuando se realicen acciones con el objetivo de reducir la autoestima del acosado.
Social: se excluye y aísla a la víctima respecto al grupo y no se la deja participar en juegos y otras acciones.

El bullying surge a partir de una dinámica de grupo disfuncional, ya que para que esta tenga lugar son importantes los roles de todos los participantes: víctimas, agresores y espectadores.

Cuando el bullying se produce a través de las redes sociales y mediante el uso de la tecnología, se denomina CIBERBULLYING.

En los espacios digitales la humillación se multiplica de manera exponencial y perdura en el tiempo. Los actos agresivos y humillantes (fotos, videos, audios, textos) pueden ser recuperados años después de su posteo original reiterando el sufrimiento de quien fue hostigado. Amparados en un supuesto anonimato y con disponibilidad las 24 horas y potenciados por la desinhibición que genera el uso de pantallas, quienes hostigan pueden lastimar muchísimo más que en el ámbito presencial. Al mismo tiempo, olvidan que todo lo que se lleva adelante en los escenarios deja huella visible.