Pueblos originarios: una cultura que sigue viva en México.

Los pueblos indígenas están viviendo un proceso de reconocimiento histórico. Su cultura es tan valiosa como cualquier otra, y el hecho de que algunos gobiernos los incluyan en sus políticas públicas les da más legitimidad y les permite resurgir con mayor fuerza.

Los miembros de un pueblo originario se identifican por su lengua, vestimenta y características físicas. Sin embargo, en el pasado, estos rasgos les hicieron sentir inferiores a los blancos.

Ignorados durante mucho tiempo, hoy los pueblos indígenas experimentan un renacer. Aunque el mundo puede ser hostil a veces, también les ofrece nuevas oportunidades para ser parte activa de sus comunidades. Enrique Francisco Antonio, director de una escuela bilingüe intercultural en Oaxaca y profesor en la UNAM, destaca cómo, a lo largo de la historia, los indígenas han sido estigmatizados por sus diferencias. Primero, fueron llamados despectivamente «indios» y más tarde etiquetados como «grupos étnicos» por estudiosos que intentaron categorizar su cultura.

En Oaxaca, existen hoy 16 lenguas indígenas, cada una con sus propias variantes. Estas lenguas son esenciales para la enseñanza y la comunicación entre los pueblos. La cultura de los pueblos originarios es una de pertenencia, formada por sus propias tradiciones y formas de ver el mundo, transmitidas a través de la oralidad y construidas a lo largo de su historia.

La Madre Tierra, un símbolo fuerte
Para las comunidades indígenas, la relación con la naturaleza es muy profunda. Ven a la Tierra como una madre, a la que respetan y agradecen porque les da alimento y vida. Según el profesor Antonio, «la Madre Tierra es fundamental porque de ella nacemos y regresamos al final». Su conexión con la tierra también es espiritual y está presente en sus rituales, como cuando siembran o construyen, pidiendo siempre permiso como una bendición.

Un cambio importante para los indígenas
El levantamiento zapatista en 1994 fue un momento clave para los pueblos indígenas. Este movimiento les permitió ser escuchados en México y en el mundo. Después de este evento, se hicieron reformas que reconocieron su cultura y les dieron más autonomía. Antes de esto, el gobierno mexicano había intentado negar la existencia de los pueblos indígenas, asegurando que ya no eran parte de la nación.

Un tiempo de reconocimiento
En toda Latinoamérica, movimientos sociales en países como Bolivia, Perú y Brasil han impulsado cambios en cómo los gobiernos ven y apoyan a los pueblos indígenas. Aunque algunos gobiernos utilizan estas acciones como política, la realidad es que las comunidades indígenas siguen enfrentando muchos desafíos. A pesar de los intentos por eliminarlas a lo largo de la historia, estas comunidades han sobrevivido, defendiendo su cultura frente a constantes amenazas económicas, políticas y religiosas.

Por: Noe NolascoSalina Cruz29-11-2023

Tradiciones que siguen vivas hoy

Las tradiciones de los pueblos originarios aún tienen gran fuerza hoy en día. Muchas de sus costumbres, como el respeto a la Madre Tierra y los lugares sagrados donde se ora, siguen formando parte de la cultura mexicana. El profundo respeto hacia la muerte es otra de sus grandes tradiciones. Creen que los muertos llevan consigo sus pertenencias al otro mundo, ya que las necesitarán allá. Además, muchas personas en México todavía hablan lenguas indígenas, y en sus hogares no faltan alimentos tradicionales como las tortillas de maíz.

El contador de los días

Es una figura importante en las comunidades indígenas. Al nacer, cada persona es llevada con el contador de los días, quien, usando maíz, predice su destino. Esta figura, similar a un oráculo, puede describir cómo será la vida y las habilidades de esa persona.

“No estamos desapareciendo”

El profesor Enrique Francisco Antonio señala que los pueblos originarios están viviendo un momento de reconocimiento. Su cultura es tan valiosa como cualquier otra, y el hecho de que algunos gobiernos los incluyan en sus políticas públicas les da más legitimidad y les permite resurgir con mayor fuerza.